martes, 28 de diciembre de 2010

Me pides que te bese...




Me pides que te bese y te beso, y sabes que te beso desde ese sitio profundo, cálido. Me pides que te bese y lo hago desde la ensoñación, desde el deseo manifiesto y nunca hasta ahora puesto en práctica. Me pides que te bese y lo hago como la primera vez: manos torpes, lengua torpe, ojos cerrados, desde muy lejos y desde muy cerca. Me pides que te bese y me dejo la piel, y se me escapa la vida a través de la boca, y no soy yo, rendido como estoy, postrado ante esa que quiero sea mi senda, mi destino, mi burbuja. Me pides que te bese y te beso. Sin embargo...

Sin embargo pienso y repienso. Y miro tu boca, ávida, que quiere la mía. Quiere mi carne, fresca. Quiere mi cuerpo, la mujer que late debajo. Y te pido que me beses sí, que me borres los labios a mordiscos, que te comas mis sonrisas. Te pido que lo dejes, que pares. Porque pienso y repienso. Porque eres como Teseo y yo sólo soy tu salvoconducto, ese hilo, tu Ariadna. Unos labios que se dan y ofrecen su rojo a tu sed pero sin saber qué sabor se van a llevar a cambio. Porque a ti se te escapa la vida en un beso, pero a mí se achica el alma en cada intento de impedir que mi cuerpo no siga la ley de la gravitación y gire en torno al tuyo. Querría romper las cadenas y decirte que sí, que me beses, que me tomes, que me acaricies, que me sientas y que seas lo que necesito, que seas lo que muchos quieren pero no tienen. Así, sin más y sin poesía. Que seas y me hagas ser.



Jose
Rocío

3 comentarios:

¡Susurra algo a la luna!